viernes, 3 de septiembre de 2010

Capitulo 5

El beso

El tiempo pasó muy rápido, como en un abrir y cerrar de ojos, sin saberlo ya estábamos en primavera. El día pasó con normalidad, sin ningún suceso extraño. Esa noche, después de que hiciera la profesora la ronda, se coló en mi habitación por la ventana, fue impresionante, mi cuarto esta en un tercer piso y no hay árboles cerca.

Esa noche, me volví a despertar con esa opresión en el pecho. Como siempre suelo hacer cuando ocurre esto, me dirigí hacia la cocina a por un vaso de agua. Pero hoy fue distinto, porque Arco me siguió cauteloso para que no me pasara nada. Todo parecía normal, no ocurría nada malo. Volvía a pasar por aquellos pasillos, con esa angustia en el cuerpo y pasar por aquellos pasillos desiertos no ayudaba en absoluto.

Al llegar a la cocina Arco se adelantó para comprobar si era seguro avanzar, cuando de pronto una sombra negra se abalanzó sobre mí, mi cogió en brazos y salió otra vez corriendo. Corriendo no es la palabra correcta ya que una persona no corre tan rápido, parecía que volábamos de la rapidez. Tenía tanto miedo que solo pude gritar:

-¡Ahhhhh!

- ¡Maya!

-¡Arco!

- Si quieres volver a verla, ven al bosque.

La sombra me agarraba muy fuertemente, seguramente no quería que me fuera fácil soltarme de sus brazos, por lo que me desmaye antes de que dijera la frase final. Esa cosa iba cada vez más rápido, hasta que frenó en seco, en lo que deduje que era el interior del bosque porque ya había estado mucho tiempo en ese sitio, al comienzo de este curso, ya que no conocía a nadie era lo único que podía hacer sin aburrirme.

Estuve un rato en silencio por dos razones evidentes:

1º Estaba tan mareada por el viajecito que solo veía colores y figuras borrosas.

2º Estaba tan asustada que no me atrevía a decir nada.

Aún así yo escuchaba perfectamente a la sombra, cuándo se me quito el mareo me gire para verlo a la cara pero no pude, porque lo tapaba una especie de bufanda, un gorro y un chaquetón que le cubría el cuerpo, lo único que se le veía eran los ojos, rojos como la sangre. El me miró y no parecía dispuesto a dejarme con vida.

Estaba indefensa, Arco, el único que sabía lo que me había pasado no estaba cerca del lugar, y aunque corriera, seguramente no llegaría a tiempo, una persona no puede correr tan rápido. Los únicos que nos encontrábamos en el bosque éramos la sombra y yo.

-Si te consuela gritar o pedir ayuda, hazlo, nadie vendrá en tu rescate pequeña, ja jaja. Además eso le da más emoción a esto.- dijo la sombra relamiéndose.

-No diré nada. No vi nada, además seguro que la gente no me creerá. Por favor se lo suplico no me haga daño.

- Lo siento mi pequeña y adorable Maya- decía mientras deslizaba uno de sus alargados dedos por mi cuello, mientras me sujetaba por la cintura con la otra.- tenía hambre y tú estabas delante, no puedo dejarte así sin más pequeña florecilla. A parte, me está entrando apetito, mmmm,- dijo relamiéndose sus labios supongo ya que con la máscara no se sabía muy bien donde estaba su boca.- como estamos aquí solitos los dos, no te importara que te dé una chupadita, ¿verdad?

-No por favor, ¡nooooo!- le dije gritando.
De repente se oyó un grito por todo el bosque:

-¡Mayaaaaaaa!

-¡Arcoooo, aquí, Arcoooo!- grite desesperada, al comprobar que había una posibilidad de salvarme.

Pensé que era imposible cuando lo vi pero era él, había aparecido de la nada y estaba enfrente de nosotros.

-Suéltala ¡ya!

-Pero mira quién ha venido a vernos Maya, nada más y nada menos que Arco.

-Suéltala.

- Pero porque, pero si nos lo estamos pasando muy bien, ¿a que si pequeña maya?

A mí me daba miedo contestar por lo que solo mire a la sombra y luego a Arco. La sombra me agarro más fuerte por lo que pegué un grito de dolor y mientras chillaba acercó lentamente su boca a mi cuello. Me estaba a punto de morder. Arco vino corriendo, me libero y me alejo de la sombra.

-Maya, ¿estás bien? ¿Te ha hecho daño?

Yo aún no me lo creía pero conseguí articular:

-Estoy bien.

-Menos mal. Porque si no, no sé lo que haría.

-Vaya, creo que estoy perdiendo facultades, no pensé que pudieras ser tan rápido. Tienes muchos dotes, pequeño. Me llamo Marcus, espero que seamos grandes amigos. Ya nos veremos querida Maya.

Me miraba con unos ojos muy distintos, no eran ni violentos ni hambrientos, eran como asustados y asombrados. Arco noto que me estaba mirando fijamente y me apartó de su vista. Entonces Marcus se esfumó en la nada.

Aún seguía temblando cuándo Arco y yo nos dirigimos al orfanato. Tropecé varias veces, por lo que Arco me agarró de la cintura para que no me cayera. Él puede que pensara que estaba aún asustada por lo que había pasado, y así era, pero solo hasta el segundo tropezón, ya que fue cuándo me agarró de la cintura, pero lo que él no se podía ni imaginar era que en realidad estaba nerviosa por eso mismo. Como me parecía que me estaba poniendo roja, me eché varias veces las manos a la cara, pero eso solo provocaba que Arco me preguntara si me pasaba algo.

Nos quedemos en la fuente en vez de entrar, ya que él quería refrescarse un poco, es decir, mojarse la nuca con un poco de agua. Yo creo que intentaba que no lo viera llorar, porque, cuando saco la cabeza de la fuente, aparte de estar chorreando por el agua, tenía los ojos rojos, como cuando acabas de llorar.

Yo estaba muy cansada, por lo que me senté en el borde de la fuente. Arco se sentó a mi lado después de un rato como quien no quiere la cosa. Empezó a echarse la culpa de lo que había ocurrido esa noche:
-Todo esto ha sido culpa mía.

- No digas eso, sabes que es mentira.

-No, no es mentira, te había prometido que…

-¡Me da igual lo que me habías prometido!

-Pero…

-Gracias a ti estoy aquí ¿no?

-Sí, pero…

-Pero nada, si me hubiera pasado algo puede, pero echarse las culpas de algo que no ha ocurrido es demasiado hasta para una buena persona.

-Lo que más me fastidia es que se me escapara, porque así puede volver cuándo a él le apetezca y no sé si podre protegerte entonces.

-Vele, eso lo entiendo, pero lo que no entiendo es que no se que era esa cosa.

-Gracias por el apodo cosa.

-¿Cómo?

-Es que, esa “cosa” como dices tú, también lo soy yo. Es un vampiro, y si no me equivoco debe tener unos cuantos siglos de edad. Aunque creo que tú y tu imaginación lo descubristeis la noche del bosque. ¿O me equivoco?

¡Claro!, ahora cuadraba todo. Los colmillos, los ojos negros (en el caso de Marcus rojos), la rapidez, la fuerza. Tenía la respuesta delante de mí y no me había dado cuenta hasta ahora.

-Puede, o puede que no.

- ¿No me digas que no lo sabías?

-Mi imaginación no es como una imprenta sabes, necesita una base para poder funcionar.

-Una base, ya claro. Jaja

-Entonces, ¿eres un vampiro?

-Sí. Y ahora que por fin lo sabes ya puedes huir, eso si eres una chica lista claro está.

-Pues soy tonta entonces, porque no me pienso ir.

-Vamos, tengo colmillos. Creo que soy lo bastante malo como para que se alejen de mi. ¿No crees?

-No.

-Vamos cabezona, relaciona las cosas. Él es un vampiro al igual que yo y estabas aterrorizada, no me vengas ahora con lo de que “eso es otro tema” porque es lo mismo.

En cuanto acabo de hablar le pegue una bofetada(sin hacerle daño claro)

-Relaciónalas tú, porque que yo sepa, tú no eres igual que él.

-¿Ahora te da por las mentiras?

-Es la verdad, tú me protegiste, cuando él me llevo al bosque ¿no?

-Sí pero recuerda lo del bosque, no quiero que vuelva a pasar eso, y menos a ti.

-No pasara.

-Eso tú no lo sabes.

-Sí que lo sé. La prueba está el tu mismo ejemplo, el día del bosque, recuerda lo que pasó.

- Lo recuerdo perfectamente gracias. Yo intentando morderte y tú mirándome con tu cara de miedo.

-Y que más.

-Que yo recuerde, nada. ¿A dónde quieres i r a parar?

- A la cuestión de por qué no me mordiste.

-Porque sabía que eras tú por tú aroma y no lo dude un momento, debía apartarme de ti.

-Entonces si me reconociste entonces, me reconocerás siempre. ¿No?

-Puede que tengas rasó. A veces usas el cerebro para algo.

-¡Oye!

Ambos sonreímos y nos echamos unas carcajadas, después se acerco a mí, y me abrazó. Normalmente no me abrazaba así, sus abrazos solían ser por una causa y más suaves, pero este abrazo era fuerte, era como si no quisiera que me soltara de sus brazos y que me acercar más a él. Nos quedemos casi pegados, solo nos separaban mis brazos, que él cogió y colocó en su nuca.
Se acerco más y me agachó la cabeza, respiro profundamente y dijo:

-Tu aroma es adictivo, solo lo he aspirado un segundo y ya quiero más, más y más.

-No digas tonterías.

-Es verdad. Yo quiero algo más que olerlo, quiero sentirlo.

-¿Cómo…?

Según dijo eso me levanto la barbilla y me besó. Este beso jamás lo olvidaré. Fue fantástico, tierno, y apasionado. Después de su beso le di yo uno a él, y luego, el otro a mí. Solo quería estar con él así, para siempre, no dejarlo ir nunca.

Su mano derecha me soltó la cintura para ir a parar a mi mejilla derecha. Miró su reloj y dijo:

-Ufff, ya es muy tarde, será mejor que te acompañe a tu habitación.

-Mmmm... ¡oh! si será lo mejor.- dije con la cara más colorada que un tomate.

Entremos abrazados, al llegar a mi dormitorio, no quisimos soltarnos el uno del otro, por lo que se quedó a dormir en mi cuarto. Marta no estaba, pero era habitual en ella que por las noches se iba a algún lugar y regresaba al amanecer, yo nunca le pregunte a donde iba, la verdad no me importaba.

Por la mañana, cuando me desperté, no estaba, supuse que se había ido antes para que no lo pillara la profesora. Al ser sábado, no había clases. Aprovechemos el día y nos fuimos a investigar sobre Marcus en Internet.
Si yo recordaba bien, solo sabíamos su nombre. Resulta que nos salieron muchos resultados con el nombre de Marcus, por lo que tuvimos que dejar de buscar. La mayoría de los resultados eran fotos, pero como no le habíamos visto la cara no lo pudimos identificar. Nos fue imposible saber nada de él. ¿Sería el conde? ¿o el escrito?, aunque puede ser el zapatero…

-Bueno, pues hasta aquí llegamos, hay demasiados como para ir uno por uno. Si al menos lo hubiéramos visto. Además, esto es aburrido, me voy a la calle. ¿te vienes?

-Lo que a mí me extraña fue la cordialidad con la que me hablaba. ¿lo recuerdas?

- Si, y también otras cosa que no me gustan nada.

Al salir de la biblioteca borremos el historial. El resto del día pasó sin novedad, y por fin ese día logre dormir yo sola. Esa noche, tuvo que ayudar a su compañero con los deberes y no pudo venir a mi cuarto.

1 comentario:

Malinka dijo...

subi cap ^^

un beso :D

http://historiashawn.blogspot.com/