martes, 12 de octubre de 2010

Capitulo 9

El heroe

Mientras ocurría todo esto, yo Arco, me encontraba tan tranquilo en la biblioteca del orfanato. Aunque estaba concentrado en la novela que nos mandaron de deberes, me parecía extraño que Maya no estuviera conmigo.

Al final cuando quise darme cuenta ya era de noche y Maya no daba señales, por lo que acabé por agobiarme y fui a buscarla. Pregunté a profesores pero ninguno sabía nada de ella, me empecé a poner nervioso ya que pensaban que estaba conmigo.

Así que fui a preguntar Marta, su compañera de habitación, de camino me tope con Mateo, mi compañero, que iba a visitar a Mirana a la enfermería, resulta que la muy patosa se había caído escaleras abajo y tenía un esguince, por lo que no podía moverse.
Después de despedirme de Mateo, me puse más nervioso, no sé porque pero tenía un presentimiento de que algo malo iba a ocurrir.

Corrí todo lo que pude hasta la habitación de Marta y Maya y piqué varias veces después de tomar aliento.

- ¿Si?

- Marta.

- ¿Arco? ¿Qué quieres?

- ¿Dónde está Maya?

- Pues, Mirana la vino a buscar para hablar con ella a solas.

- ¿Qué?, eso es imposible.

- ¿Por qué? Yo estaba presente cuando vino a buscarla.

- Es imposible porque está en la enfermería, se calló por las escaleras y tiene un esguince, no puede
moverse.

- Que raro.

- ¿No notaste nada raro?

- Bueno, ahora que lo dices sus ojos eran distintos, e insistió en quedar de noche.

- ¿Sabes a dónde fueron?

- Pues quedar quedaron en la entrada, ahora, donde fueron luego pues no sé.

-Bueno, gracias por tu ayuda.

-De nada

Eché a correr muy asustado, por mi cabeza solo podía pasar un misterio: Si Mirana estaba en la enfermería, ¿Cómo Marta vio como se llevaba a Maya?.

No sabía dónde estaban, y eso era lo más preocupante, tampoco sabía si Maya estaba bien o estaba en peligro.
Mi primera idea fue preguntar a la gente que había fuera, por lo que me dirigí hacia la calle, al salir tuve un escalofrío me recorrió la espalda, por lo que pase a mi segunda idea, correr todo lo que mis piernas me permitiesen, oler todo tipo de rastros de Maya que mi olfato me permitiese y encontrarla en poco tiempo.
En la salida del recinto, capté un rastro de Maya, me paré en seco al olerlo porque no sabía qué hacer a continuación, ¿debía seguirlo o buscar otro?, como no tenía más pistas de su localización decidí seguirlo.
El rastro me llevó al interior del bosque, allí escuche un grito.

Era la voz de Maya, por lo que eche a correr hacia su procedencia. Maya se encontraba en el suelo boca abajo, seguramente se habría caído, pero lo que no encajaba era el grito y ¿dónde estaba Mirana?
De repente, Marcus se acercó a ella y la cogió por los pelos. La lanzó contra un árbol y Maya llego inconsciente al suelo.

No pude evitar lanzarme contra él en cuanto vi que la iba a morder. Marcus se alejo unos metros de ella por el impacto. Cogí a Maya entre mis brazos y la sacudí intentando despertarla.

- ¡Maya, Maya! despierta por favor, despierta.

- Ohm… ¿Arco? ¿Qué… que haces aquí?

- Bah, solo salvarte, pero si te parece poco puedo irme.- dije con tono sarcástico.

- Arco, lo siento, tenía que haberte avisado de que venía al bosque y que iba a hablar con Marta. No te lo vas a creer pero era un títere.

- No te disculpes mi pequeña ingenua, y hablando de incredulidades, ¿planeabas escaparte con Marcus?

- ¿Qué?- exclamó mientras se levantaba.- ¿Por qué dices eso?

- No sé, como te ibas a dejar morder y tú ya sabes que con un poco que beba ya sirve. Ja jaja.

- No tiene gracia, lo he pasado muy mal.

- Yo también lo he pasado mal pensando que no iba a llegar a tiempo y que te iba a perder para siempre.

- Eso no ocurrirá nunca. Te preocupas demasiado.

- Será que te quiero demasiado como para perderte.

- Yo también te quiero Arco.

Nos acerquemos y mientras Maya me rodeaba con sus brazos el cuello yo la bese.

- Vaya vaya, Chaval, ¿porque siempre me interrumpes en lo mejor?

- ¡Marcus, explícame el porqué de todo esto!- mientras lo decía iba escondiendo a Maya detrás de mí.

- ¿Ohm? ¿Cómo dices?– preguntó mientras se acercaba a nosotros.

- Ya me entiendes, el porqué de atacarnos e intentar matar a Maya. Hay más humanos, ¿Por qué esta obsesión con ella?

- No hay ningún porqué, solo lo hago porque me divierte verla tan atemorizada.

- ¡Eso es mentira! –exclamó Maya colocándose delante de mí al mismo tiempo que Marcus retrocedía.- Yo sé porque lo haces y no es exactamente por gusto. ¡Tú lo que quieres es compañía, no que yo sea tu comida!

- ¡Cállate, tú no sabes nada!

- En realidad sabemos más de lo que tú te crees. –dije con aire de superioridad.

- A ver, ¡deslumbradme con vuestra sabiduría!

- Sabemos que tu mujer y tu hijo murieron y que tu hija se fue al cumplir la mayoría de edad. ¿o me equivoco? ¡Príncipe Marcus! – salté al ver a donde se dirigía la conversación.

- Eso no es el motivo de mis actos.- dijo poniéndose a la defensiva.

-Yo creo que desde entonces estas solo y deseas volver a amar alguien sin ser traicionado y que ese amor dure para siempre.- Dijo con tono de enfado Maya.
Marcus empezó a retroceder balbuceando. De repente, Marcus se inclino y dijo:

- Tú no tienes idea de nada.

Seguido nos gruño y nos atacó. Como veía venir desde hace tiempo esa reacción estaba preparado para alejar a Maya y detenerlo. Según arremetió contra nosotros, lo lance contra el árbol que había a nuestra derecha y lo agarré por el cuello. Al sujetarlo en el aire se le calló la capucha y yo estaba listo para darle el último adiós.

- ¿Unas palabras antes de morir?

-No, ninguna. Acaba cuanto antes.- dijo con resignación.

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