viernes, 10 de septiembre de 2010

Capitulo 7

El bosque

Cuatro coches de policía estaban parados delante del orfanato, y un policía descansaba sentado en uno de los capos de los coches patrulla. Cuando íbamos a pasar nos detuvo.

- Alto, nadie puede entrar ni salir del edificio.
El hombre aparentaba tener más o menos veinte años, tenía los cabellos dorados y cortos. Sus ojos hacían saber que era policía, ya que se le notaban las ojeras de varios días.

- ¿Qué ha ocurrido?-Preguntó Arco, asustado y confundido.

- Dos niños de primaria fueron secuestrados, pero a eso de las cuatro el secuestrador se dejo ver cerca del bosque con ellos, por lo que lo seguimos y en medio del bosque delante de nuestros ojos les mordió el cuello, menos mal que solo fue un mordisco, porque sino pobres niños, bueno, que ahora están en la enfermería. Aún lo estamos buscando, ya que se esfumó de la nada, y por eso nadie puede entrar ni salir.

- Gracias por la información, y ahora por favor déjenos pasar, ya que somos alumnos y habitantes del orfanato.

- Anda, pues haberlo dicho antes hombre.

El hombre nos dejó pasar y a los pocos minutos llegó otro a su lado, parecía más joven, y por lo que dijo después lo comprobé:

- Marcos, nos llaman por la emisora, han recibido un aviso de robo en la comisaría, debemos irnos ya.

- Vale, ya voy, a ver si este no se nos escapa delante de los ojos.

Arco me paso el brazo por el cuello e hizo que nos detuviéramos, dejando a Marta caminando sola hacia el instituto. A los pocos minutos, Marta había cruzado la puerta del orfanato y Arco y yo nos encaminábamos hacia el bosque.

Llegamos a lo más profundo del bosque. Nos detuvimos y Arco se empezó a alejar, yo por miedo a quedarme sola en aquel bosque, iba muy pegada a él.

- ¡Aléjate de mí!

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Porque tu olor no mi permite oler nada más, y estamos intentando encontrar a Marcus, ¿no?

- Ah, vale, ahora me alejo.-dije con tono sorprendida.

- ¿Por qué pensabas que era entonces?

Nos fuimos acercando más y más, yo daba un paso hacia atrás a veces para no estarlo, pero llegó un punto en el que no pude retroceder más, ya que estaba con un árbol a la espalda. Estábamos a escasos centímetros el uno del otro, por lo que le veía los ojos perfectamente, eran verdes claro, eran cálidos y preciosos. Arco me paso los brazos por la cintura y yo se los pase por el cuello.

- Te quiero. Y lo que más deseo en este mundo es estar lo más cerca posible de ti, no al contrario.- me dijo.

Estábamos a punto de besarnos cuando de pronto, se oyó una voz proveniente de algún rincón del bosque.

- ¡Ohh!, de verdad que hacéis una pareja preciosa, sois tal para cual, la pena es que no durareis para siempre.- La voz sonaba por encima de nuestras cabezas.
Arco se alejó de mí y fue al mismo centro de la zona en la que estábamos para intentar olerlo y encontrarlo.

Yo tenía miedo de quedarme como estaba, sola, muy lejos de Arco, teniendo a Marcus cerca, muy cerca, incluso demasiado, ya que en unos pocos segundos se puso detrás de mí. Me asustó por lo que pegue un mini grito. Arco al oírlo, sin darse la vuelta para comprobar porqué el grito, se colocó entre Marcus y yo. Arco se coloco con las piernas dobladas un poco, enseñó los dientes y con los brazos extendidos hacia atrás me protegía y se preparaba para atacar.

- Querida Maya que alegría volver a verte. Y también es un placer verte a ti Arco.

- Grrrr.

- Tranquilo, no pierdas los nervios delante de Maya, dios sabe lo que le puede ocurrir entonces. Ja jaja.

- ¡Márchate, y déjanos en paz!-Arco parecía que echaba chispas por los ojos de lo enfadado que estaba.

- Mírale, no creo que aguante mucho más, creo que sería mejor que te alejaras de él, Maya.
- ¡Cállate!, ella no se va a ningún lado.

- Eso lo elegirá ella ¿no crees?

- ¡He dicho que te calles!

Arco, perdiendo los nervios, me empujó un poco hacia atrás y a la vez se impulsó hacia adelante. Marcus lo esperaba, preparado para defenderse. Se pelearon con tanta velocidad, que solo pude ver algunas partes de la pelea. Unas veces Arco ganaba, otras era Marcus. Al final, Arco se cayó a escasos centímetros de mí, agotado, por lo que corrí a su lado para ayudarlo a lo que pudiera.

- ¿Te creías que me podías ganar? ¡Pero si solo eres un niñato sin experiencia!

- ¡Arco!

Según exclamé eso, Marcus desvió su mirada hacia mí y se acercó rápidamente, agarrándome muy fuerte y alejándose de Arco al mismo tiempo.

- ¡Mira pequeño Arco, mira lo que tengo entre mis brazos! Seguro que te mueres por tenerla así tú.

- ¡Suéltame!

Empecé a forcejear para poder liberarme, pero me resultó imposible.

- ¿quieres estarte quieta de una santa vez?

Sus intenciones no eran hacerme daño, sino provocar a Arco. Arco, aunque estaba agotado, se levanto muy despacio, sin quitarle los ojos a Marcus. Entonces sucedió algo que ni siquiera una persona madura no lo soportaría: el peligro.

Marcus deslizó su lengua por mi cuello, luego los labios. Arco estaba que mordía, pero aguantaba porque estaba yo en medio de los dos. Pero toda persona tiene un límite de paciencia, y el de Arco fue cuándo Marcus sacó los colmillos para morderme.

- Mmmm, si su olor y su tacto son así, ¿cómo será su sabor?

Arco entró en cólera sin importarle que yo estuviera en medio. Se lanzó contra Marcus empujándome a mí y golpeándome en la espalda con un árbol.

Marcus lo estaba esperando, lo agarró por el cuello y lo lanzo contra un árbol que cedió al golpe, el sonido se escuchó por todo el bosque y creo que también en el orfanato.

- Esto ya no me divierte, es demasiado fácil, pensé que iba a ser un reto vencerte, pero ya veo que me equivocaba.

Después de decirlo, se esfumó riéndose. Su risa se escuchó incluso unos pocos minutos después de que se hubiera ido.

- Arco, ¿te encuentras bien?

Arco soltó un gruñido y se fue, dejándome sola en aquel bosque tan peligroso. Me encamine miedosa hacia el orfanato. Esa tarde no vi a Arco más, y por la noche no lo vi en el comedor a la hora de cenar.
Por la mañana, me estaba dirigiendo con Marta a nuestra clase mientras me repetía que estaba enfadada por haberla dejado hablando sola.

- ¡odio a las parejas!, solo pensáis en vosotros, y los demás ¡Que les den! ¿no?

-No Marta, es solo que teníamos que hablar de algo y no queríamos que te enteraras.

- Ya, como siempre. Asúmelo, desde que estas con Arco, no has estado conmigo sola ni un segundo.

- Marta, ¿estás celosa?

- Puede que sí. Yo soy tu mejor amiga y tú la mía, pero hace mucho que no hablamos así, como estamos haciendo ahora.

Ya estábamos llegando al aula de biología cuando Arco se acercó a nosotras y dijo:

- Tengo que hablar con Maya en privado.

- ¿Ahora?-dijo Marta

- Sí.

- Como llegue tarde por tu culpa lo lamentaras chaval. –le amenazó

- No dejare que llegue tarde, te lo prometo.- dijo levantando la mano derecha.

- Pues entonces que disfrutéis parejita.-dijo con tono de enfado.

Marta se fue corriendo y entró en el aula.

- ¿Qué le pasa a esa hoy?

- Está enfadada por haberla dejado ayer sola.

- Ah, pues ya se le pasara.- dijo con tono pasota.

- Por cierto, ¿de qué querías hablar?

- De lo que paso ayer.

- Ah, ¿y qué pasó ayer?

- Estas enfadada, ¿verdad?

- ¿Por qué lo dices, por mi aspecto o por la forma de hablar?-dije levantando la voz.

- Perdona, vale.

- ¿por qué?

- Buff, ¿por dejarte sola en el bosque? – dijo con tono de resignación.

- ¿y?

- Y por no hablar ayer contigo y haberte esquivado durante la cena. ¿Contenta?

- Sí.

Después de hablar entré en clase, el profesor no me echó la bronca por llegar tarde, seguramente Marta le habría dicho una de sus escusas, le debía una.
Después de clase, Arco me esperaba fuera para seguir charlando de lo sucedido.

- Tranquila, en cuánto acabe con el no me veras más y no te haré daño.

- ¿Cómo? ¿Cuándo me has hecho daño tú?

- Ayer en el bosque, ¿te crees que porque estaba en trance no oí el golpe que te diste contra el árbol? Además me fui porque si no te habría atacado, había perdido los estribos y necesitaba atacar a alguien, aunque fueras tú.

- Pues entonces te debo una por haberte ido. Ja jaja.

- No tiene gracia, no sé cuándo ni dónde puedo volver a perder los estribos y… y no quiero pensar en que llegues a hacerte daño por mi culpa.

- Arco, a mi eso no me importa…-dije haciendo que se detuviese, parándome yo.

- Maya… ¿Cómo que no te importa, te tiene que importar?

- A mi lo único que me importa es estar contigo a todas horas, sea como sea, me da igual cómo pero yo lo quiero.

- Ya sabes que eso es imposible.

-¡No!, es posible y tú lo sabes.

-Lo sé, pero no sé si te iba a hacer feliz ser como yo. No ver más a tus amigos, creo que sería pedirte demasiado, ¿no crees?

-¿Por qué iba a pasar eso? Solo tenemos que escaparnos juntos, una idea bastante buena ¿no?

-Sabes, tienes una mente brillante para lo que te interesa. Pero hay un problema lista, no te pienso convertir en un monstruo como yo.

-Pero no entiendo por qué, así estaríamos juntos para siempre. Y me parecía una buena idea. –dije poniendo pucheritos.

Después de decir eso Arco se acerco y me besó muy dulcemente. Yo, como siempre fui una vergonzosa y me puse más roja que un tomate. Esa tarde la pasemos en el lago que hay detrás del edificio grande. Lo pasemos mirando el cielo y haciendo rebotar las piedras en el agua.

-¡Mira, una flor!

-No, ¿Qué va a ser eso una flor?, es una nube.

-Jolín, podías poner un poco de tu parte, ¿no crees, Arco?

-¿No decías que tu cerebro sin una base no se imaginaba nada? Pues el mío para esto no funciona.

-Tonto.

-Princesa.-dijo con su sonrisa picarona y con un tono repelente.

Me abrazó y se puso encima de mí, entonces coloqué mis brazos alrededor de su cuello y lo bese. Parecía que le había gustado, porque me besó él a mí y así continuamente. Lo que no sabíamos era que desde el árbol que había detrás de nosotros, Marcus nos estaba espiando, junto con una sombra.

-Vámonos, pequeña tenemos cosas que hacer.-dijo Marcus.

-Sí, Marcus.- dijo la sombra.

No hay comentarios: